LA PASIÓN Y
LA ATRACCIÓN ¡UNA CUESTIÓN QUÍMICA!
¿Porqué
encontramos atractivas a determinados personas, cómo nuestros cuerpos ansían
enamorarse, por qué al amor se le puede considerar casi como una droga, y por
qué las parejas locamente enamoradas, bajo otras circunstancias, podría
considerarse que sufren un desorden obsesivo compulsivo?
Aunque nos atraen las personas con rasgos similares a los nuestros
tendemos a elegir el olor de aquellas que tienen un sistema inmunológico muy
distinto. Y por un lado es una suerte porque evita que nos enamoremos de
nuestros familiares. Incluso
influye el tipo sanguíneo (a, b, ab, o), provoca atracción con
las personas del mismo tipo y no de las demás. Los motivos que explican
por qué nos enamoramos de una persona y no de otra no están bien establecidos,
aunque deberemos confiar en que las leyes psicológicas que rigen la elección
tengan también una buena base evolutiva y, si no es mucho pedir, que sean sensatas
ante las posibilidades de ser correspondidos.
Cuando
termina la pasión...
CON UN SIMPLE
ABRAZO
Para los humanos, el contacto físico es una necesidad, una fuente de
bienestar que los hace sentir protegidos, amados y reconocidos por el otro. Tan
sólo un abrazo desencadena sustancias químicas que ayudan a reducir el estrés y
a entablar lazos emocionales.
La piel posee receptores sensitivos que envían señales a la corteza
cerebral. Este mecanismo permite percibir frío, calor, caricias, cosquillas,
pellizcos y si una superficie es suave o áspera.
Cada zona del cuerpo está representada en la corteza cerebral: párpados,
orejas, pies, órganos sexuales, piernas, nuca. Por eso donde nos toquen vamos a
sentir, aunque hay partes, como manos y labios, que ocupan mayor espacio en la
corteza cerebral, por tanto, son más sensibles al estímulo.
Esa sensación de bienestar con un amigo, los padres o la pareja se logra
gracias a la oxitócica y a la vasopresina, que se parecen mucho. La segunda
aparece más en hombres y la oxitócica la produce más el sexo femenino.
Por
qué el amor es ciego ¡Ante nuestro amor, nos volvemos "ciegos" o, por
lo menos, bajamos la guardia!
El
enamoramiento es un proceso bioquímico que se inicia en el cerebro, y que tras
la desbordante secreción de neurotransmisores, activa glándulas y respuestas
fisiológicas a velocidad de vértigo, con la finalidad de que acabemos re produciéndonos.
Hasta ahora se sabe, por ejemplo, que la feniletilamina (FEA),
una anfetamina que segrega el cuerpo humano, es una de las principales
sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción
de dopamina -un neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo y que nos
hace repetir lo que nos proporciona placer- y de oxitócica -está implicada,
entre otras funciones, en el deseo sexual-.
La
secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los
mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y
de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxitócica (además
de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche,
parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo
de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en
síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los
enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras
conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.
Por
qué el amor es ciego ¡Ante nuestro amor, nos volvemos "ciegos" o, por
lo menos, bajamos la guardia!
Hasta ahora se sabe, por ejemplo, que la feniletilamina (FEA),
una anfetamina que segrega el cuerpo humano, es una de las principales
sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción
de dopamina -un neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo y que nos
hace repetir lo que nos proporciona placer- y de oxitócica -está implicada,
entre otras funciones, en el deseo sexual-.
Produciendo
nuestras propias drogas Sabes que puedes producir tus propias drogas, sin
tener que sembrar amapolas, marihuana o comprar cocaína.
Produciendo
nuestras propias drogas Sabes que puedes producir tus propias drogas, sin
tener que sembrar amapolas, marihuana o comprar cocaína.
Estas sustancias que produce el cerebro, denominadas hormonas endógenas
(ya que se producen en la corteza cerebral) bien podrían llamarse "drogas
de la felicidad". Algunas de ellas son:
La oxitócica, que se produce cuando existe un amor pasional
y se relaciona con la vida sexual.
La dopamina, que es la droga del amor y la ternura.
La finilananina, que genera entusiasmo y amor por la vida.
La endorfina, que es un transmisor de energía y equilibra las
emociones, el sentimiento de plenitud y el de depresión.
La epinefrina, que es un estímulo para el desafío de la
realización de metas.
En definitiva, nos sentimos bien con nuestro amor, estamos
sumamente eufóricos y excitados, necesitamos a la persona con la que estamos,
como si de una droga se tratara, porque nos proporciona placer, y nuestra capacidad para juzgarla se reduce hasta la nada.
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